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sábado, 28 de abril de 2012

El adiós de Guardiola: ¿Se apagará la música?

"Parecía que me hacía de rogar, pero sé que la exigencia del Barça es mucha y siempre he pensado que hay que hacer las cosas a largo plazo. Cuatro años es una eternidad. En diciembre le comuniqué al presidente que tenía la sensación de que mi etapa se acababa, pero no podía hacerlo público ni comunicárselo a mis jugadores". 

Fueron serias y frías palabras las que desgarraron en lo más profundo a todo el barcelonismo. El adiós de Guardiola significó un puntillazo en el corazón de todo aquel seguidor azulgrana que presenció ese juego armonioso y bien construido, durante 4 fantásticos años, catalogado como el más maravilloso que jamás se apreció desde que existe el club. Pues la banda de artistas comandada por Messi , Xavi, Iniesta y compañía se quedó sin director de orquesta. Permanecerá el cantante, la primera guitarra y el baterista, pero abandonará quien propuso llevar el ritmo y marcó el compás de la sinfonía. Y pensar que esta comunión se inició un 17 de junio de 2008 cuando el de Santpedor tomó el desafío: “Estamos completando la plantilla sin ellos, Ronaldinho, Deco y Eto´o”, se consumó como la primera gran decisión de un Guardiola, quién no contaba con la aprobación de los hinchas culés. Tras dicho capítulo, todos conocemos el epílogo de la historia. 

Hace unas horas Pep reveló su renuncia, pero en Cataluña desde ya existe una corazonada que aquel adiós representó tan solo un hasta luego. Nunca podrán olvidar a ese patrón del mediocampo que dejó la cancha para ponerse a liderar pegado a la línea lateral del Camp Nou. Posición de donde le brindó vida a su panorama y comenzó a delegar ubicaciones. A Piqué, perdido en Manchester, lo trajo de vuelta y lo convirtió en el escudero de su defensa. Un desconocido Sergio Busquets fue subido directamente de la tercera división del Barcelona para transformarse en un volante central distinto a los demás, por su ímpetu de siempre procurar jugar hacia delante, a pesar que su posición lo limite en el intento. A Xavi e Iniesta les delegó el protagonismo que no pudieron encontrar con Rijkaard. Ambos marcaron el estilo de este Barza, colocando la pólvora en el momento justo para hacer explotar el ingenio de Messi. Aquel legítimo crack, que mientras este presente en el campo dará aval para pensar y soñar en lo inesperado. En lo asombroso. En lo fabuloso. 

Aquellas inolvidables lagrimas de Pep fueron producto no solo del inolvidable sexteto alcanzado en su primera experiencia como técnico, sino también de ese fútbol autentico que sintió y vio calcado en cada encuentro que su equipo enfrentó. Jugar bien para ganar es la premisa que nunca abandonó. Aunque hubo una noche donde la suerte parecía echada en su contra y un mísil- gol de Andrés Iniesta en Stanford Bridge por UCL 2008-2009- se animó a escribir el prólogo de la más increíble novela blaugrana. 


Después de acabar con el United de Cristiano, el destino guardaría 13 títulos para Josep Guardiola, quién dirigió 242 partidos en todas las competiciones, ganando 176, empatando 46 y perdiendo tan solo 20. ¡Un escandalo de registro! a falta de 5 encuentros. Entre las victorias como olvidar el 5 a 0 encajado al Real Madrid o el triunfo del año pasado en la final de la Liga de Campeones ante el cuadro de Ferguson, donde al observar a Eric Abidal levantar la cuarta para el Barcelona se diagnóstico que este era más que un equipo de fútbol. Y bueno, si se trata de recordar sucesos, como dejar pasar el día en que un tipo tan cuerdo como Pep fue desubicado y contagiado por el virus Mourinho: "En esta sala es el puto jefe, el puto amo. Fuera, él ha ganado. Ha ganado durante todo el año. Le regalo su Champions particular fuera del campo". 

Ahora Guardiola, ganador que pasó de ser recogepelotas a jugador y de capitán a colocarse el traje de técnico, tomó la dura decisión de abandonar el hogar que lo vio crecer en muchos niveles del fútbol. Su cargo quedará en manos de Tito Vilanova, su asistente en esta satisfactoria aventura y perseguidor de la misma escuela que Guardiola."Estén tranquilos que él que me sucederá esta totalmente capacitado para esta labor", ventiló a los medios. Sin embargo, solo el tiempo será testigo si con estos jugadores verdaderamente se puede ir hasta el fin del mundo, como alguna vez se pronunció Pep, o si en realidad tan solo el director de orquesta es capaz de hacer sonar a su banda con esa naturalidad y distinción que la elevó a los más alto del mundo del fútbol.

domingo, 23 de octubre de 2011

Engaño al código penal

Por estos días, picar el balón a 12 pasos del arco evidencia ser la seducción más grande que encuentra un futbolista a la hora de ejecutar un penal. Lo demostró Roberto Ovelar cuando, sin temor alguno, desafió a un desencajado Diego Penny en la victoria de Alianza, el sábado pasado en Matute. Justificando que repetir un penal no siempre es un martirio. “Una pinchadita a veces alivia un segundo desafío”, reveló el atacante blanquiazul al enfrentarse al mar de micrófonos que lo aguardaron culminado el duelo.

La posta la tomó Raúl Ruidiaz, pues en uno de los momentos de mayor drama en la definición de Universitario frente a Godoy Cruz por la Copa Sudamericana, decidió por lo épico y reforzó aquel rótulo de “sinvergüenza” con el que Markarián, meses atrás, lo había calificado. Si antes el mundo entero sucumbía al mirar tremendo riesgo, actualmente parece ser tan común como una terminación de chalaca o taco de cara al gol. Sin duda, una decisión que sigue exponiendo al engaño como el arma más letal que conserva el fútbol.

Es una constante que cada vez que alguien opta por tal resolución, se comente de un disparo a lo Zinedine Zidane o a lo Sebastian Abreu. Sin embargo, pocos conocen lo profundo de este asunto y se abstienen a abrir el libro, pues en realidad, quién tuvo la osadía de inventar este penal suicida, allá por el año 76, fue el checo Antonin Panenka. En la final de la Eurocopa, batió de forma inédita a un aturdido Sepp Meier, para colocar a su país en la cima del continente. “Esta idea la trabajé durante 2 años. Asumiendo que el portero decidiría por uno de los 2 palos, pensé que una parábola lenta por el medio sería imposible para cualquier arquero”. Con ese concepto selló la creación que aún lo mantiene vigente en numerosas transmisiones de fútbol.

En el Perú también se tomaron las medidas. Mayer Candelo, mientras permaneció en el torneo peruano, solía patear penas máximas con raíces europeas. En el juego que decidió el campeonato apertura 2008, dejó los nervios a un lado y resolvió la situación a su manera. Vale recordar que luciendo los colores de la Universidad de Chile, el colombiano le obsequió un campeonato al Colo Colo de Borghi, cuando Claudio Bravo le atajo un más que avisado intento. No solo fue el hombre de las portadas al día siguiente, sino que esa decisión lo marcó de por vida.

Al igual que el colombiano, el brasileño Leandro Franco, hace pocas fechas, se llenó de eso que solo tienen los hombres y sentenció la parábola. Aquella anotación bautizó a Penny, este año, en lo que respecta a penales picados- Carlos Zegarra (Juan Aurich) y Mario Leguizamón, también arriesgaron en el actual torneo. Por nombrar a algunos más, el juvenil Carlos Áscues de Alianza Lima se animó en la semifinal de la Copa Libertadores Sub 20 ante los cremas, disfrazándose de cualquier cosa menos de defensa central. Uno que no podía quedar relegado es Sergio Leal. El uruguayo en un Cristal – Universitario del 2005, de forma exigida vacunó a Juan Flores y lo festejo con algo más que el corazón.

Dicen que penal bien pateado es gol. Para un sangre fría como Alessandro Del Piero, la sutileza y la colocación firman la perfección. A Maradona nada lo consolaba más que poner la bola a un lado, esperando que el portero se tire hacia el otro. Mientras Batistuta nunca puso su trabajo en juego y siempre aspiraba a romper el arco. Sin duda, lo de Panenka es un caso aparte. ¿Irresponsabilidad, coraje, poca sensatez o confianza? Quizás, una pizca de cada condimento. Lo cierto es que hay que estar presente a 12 pasos de un arquero para saber si el engaño puede darle al futbolista esa convicción, que lo impulse a cometer lo que para muchos continúa siendo una locura.

sábado, 15 de octubre de 2011

Una ovación a la imaginación

http://www.youtube.com/watch?v=qBwf18IOuyE&feature=related




Para enamorar a una hinchada exigente como la de alianza, hace falta demostrar algo más que garra y corazón, es decir, ingenio. Imaginación. Quizás en eso se diferencia a Universitario, pues en Matute generalmente se le rinde homenaje a algún goleador de un título o al héroe de una noche inolvidable. Pero para que una ovación se dirija a un solo jugador en un partido sin mayor emoción, el futbolista tiene que haber sido confundido con un fantasista. Y es que aquella tarde de Setiembre, Jhonnier Montaño dispuso de la naturalidad de un distinto, para robarse las palmas de las 4 bandejas del estadio, a penas el numero 20 brilló en el aire.


Probablemente fueron los mejores 78 minutos de Montaño con la divisa blanquiazul. Al frente estaba el Aurich, que coincidencia, el rival de hoy en la Copa Movistar. Ese día como todo ganador pidió el balón, lo escondió y lo trató como a toda mujer, con respeto y paciencia, a diferencia de otros que se nublaron al ver tanta dulzura, nacida de su prodigioso botín izquierdo. Mediante un regate auspicio la temprana expulsión de Mario Gómez y se cansó de habilitar a Claudio Velásquez, de nefasta actuación. Por ello el encuentro acabo tan solo 1 a 0 y Montaño no tuvo relación directa con el gol. Solís, en una pelotera, marcó el tanto de la victoria.


Entonces, el caleño caminaba a placer y filtraba pases entre la pasiva zaga chiclayana, que poco podía hacer frente a la precisión de cirujano que revelaba el 20 de alianza en cada servicio. Según Guardiola, existen tres formas de atacar: una, mediante el pase directo; otra por medio de la combinación; y la más arriesgada desde el desequilibrio. Y Montaño, demostró, en ese duelo, que el manual de la inspiración forma parte de su cerebro.

Transcurrieron un poco más de dos años y algunas cosas cambiaron para Montaño. No solo el look, sino también el entrenador y los compañeros. Sin embargo, el sábado será un buen momento como para que la nostalgia se apodere de él y como en dicha tarde de Setiembre vuelva a cargar a su público con algo más que garra y corazón, imaginación.

Secretos de una presión

Rueda el balón y cada enfrentamiento se transforma en un examen para el rosarino, Pablo Vitti. Aprobado y sentenciado. Aceptado y desacreditado. El último clásico, la Copa Sudamericana y el receso del torneo nacional parecen haber comprado por fin la libertad del argentino. Y no solo para ocupar espacios dentro de un campo de juego, sino también para regatear esa presión que hasta ahora, de cierto modo, lo condena, por haber sido designado como el mejor jugador del campeonato pasado con la San Martin. “A mí se me exige el doble. Demasiado. Y no está mal, pero ser el mejor no es cosa de todos los días”, aseguró el mediocampista crema al micrófono de CMD.


Desde menores, al 10 de Universitario, le enseñaron que los clásicos no se crearon para jugarse, sino para ganarse. De puntero o colista, se deja la piel en la cancha para salir campeón o salvar el año. Lo aprendió en los duelos ante Ñuls, cuando solía lucir los colores de central. Y ante Alianza se cumplió esta innegociable obligación y Vitti, para muchos, disputó su mejor actuación desde que viste de crema. “Los encuentros frente al Anzoategui y Alianza fueron donde más cómodo me sentí”, aclaró el ex compañero de Messi, en aquel seleccionado Sub 20 argentino, que alcanzó la gloria allá por Holanda en 2005.


Quién vive una situación similar es Martín Morel. Al también nacido en Rosario se le abrió el arco agónicamente ante el rival de siempre y el que más lo festejó fue el propio Vitti. De no haberse dado el triunfo, su penal errado, hasta hoy, lo estuviera dejando en evidencia. “Es muy bueno para el equipo que se le abra el arco. Es un gran aporte”, sentenció emocionado el ex Banfield e Independiente.


Al convertirse la Copa Movistar en más que una odisea para los de Ate, la Sudamericana es, desde hace algún tiempo, la última gran vida para la U. Y, por tanto, Pablo Vitti parece ya conocer la forma de aprobar la materia. Esa materia tan complicada que moderan los hinchas y refuerzan los periodistas. Encontrar protagonismo y arribar a la cima del continente se muestran como los argumentos más sólidos para buscar su carta de libertad. Porque cómo dice la renovada canción, la Copa Sudamericana es su gran obsesión.

lunes, 11 de julio de 2011

Paolo Guerrero: La convicción del gol

El poder del convencimiento parece haber escarbado con dedicación ese hoyo profundo donde se encontraban enterrados algunos ideales innegociables para todo proceso de selección como son el buen ambiente de convivencia, el optimismo, la confianza, la actitud y la misión más próxima que tenía por cumplir Markarián al agarrar el cargo de entrenador: devolverle al jugador peruano las ganas de vestir la camiseta de su selección. Ese sacrificio temporal de cada individualidad, para intentar colarse, en un principio, dentro de la lista de algún micro ciclo y, posteriormente, entre los 23 de la Copa América. Entonces, buscando convicciones y ahuyentando las dudas, el uruguayo rescató con abasto ciertos rasgos que merodeaban perdidamente entre los residuos del proyecto Del Solar, para emprender un largo viaje que espera encontrar viabilidad en Brasil 2014.

Sin embargo, más allá de revivir estos valores intangibles, tan evidentes en el conjunto que nos representa por estos días en Argentina, el equipo nacional recuperó a su jugador bandera: Paolo Guerrero. Un chocador de área con apellido de luchador, que supo reunir en su momento las características necesarias para convertirse en la figura del pueblo; adorado por los más jóvenes y aceptado por el pesimismo de los mayores. Un habilidoso delantero que recorre acertadamente el campo rival y que labura muy bien de único punta, siempre protegido por los hombres que trabajan por los costados, consolidándose como un futbolista de hierro, de esos que no pierden fácilmente la posición, a pesar del ímpetu del contrario por hacer prevalecer su presencia. Un tipo de raza que hoy aparenta disfrutar del fútbol más que nunca, pero que jamás podrá olvidar el martirio que vivió, durante la eliminatoria pasada, cuando se cumplió su suspensión y volvió a ser convocado para la selección.

Esta vida con Armin Veh de vacaciones, se acentúa como más llevadera y armónica para Guerrero. La poca continuidad que le brindó el entrenador alemán en el once inicial del Hamburgo, en la temporada culminada, y su lamentable registro de 5 tantos, entre Bundesliga y Copa Alemana, contrastan con la perfecta producción, de un tanto por partido, que conserva hasta el instante en el conjunto peruano. Efectividad total para un delantero total. Ante Senegal, Uruguay y México reveló un completo repertorio de recursos, siempre gritando goles definitivos. Le tocó chutar con poco ángulo, de zurda y en seco al arco africano, para decir presente en la era Markarián; le marcó notablemente un pase fantástico a Michael Guevara, efectuando una carrera kilométrica que dejó en evidencia a un tiempista como Lugano y a un desparramado arquero Muslera; y en el encuentro que nos depositó en cuartos de final de la Copa América, aguantó habilitado para darle un pase a la red, tras una nueva asistencia del cerebro del Boys. Paradójicamente, la anotación de cabeza es la única que se le ha negado en esta competición. En el debut ante Uruguay, no logró darle la dirección a un milimétrico centro de Vargas, que terminó saludando a la publicidad; mientras que contra los de Tena, no supo aprovechar un servicio de Yotún, que convirtió en figura al portero Michel.

Tomando distancia del otro Paolo, aquel que se rebajaba a discutir con los hinchas sobre su sexualidad o a lanzar botellas a los aficionados, este recuperado personaje nos revela su verdadera condición. La de un futbolista sobrio que tiene entre sus planes comerse al mundo. “Soñar es gratis, yo vine a jugar los 6 partidos”, ventiló sin reparos a los medios extranjeros, acabado el choque ante los mexicanos. Sin duda, se nota que a este Guerrero lo rodea un aura diferente. Una placentera sensación, sin mayores presiones. Y una tranquilidad interna, que le propicia mayor libertad para decidir sin miedo lo que demanda cada jugada. A diferencia de antes, Paolo tiene licencia para mandar el balón a las nubes si su instinto de depredador lo ve necesario. Un gran indicio para un autentico “punta de lanza” que así como nos hará delirar con sus anotaciones, también nos incitará a llevar las manos a la cabeza, cuando erre alguna terminación en especial.


Por lo visto, el banco será su lugar en la tercera prueba de Perú ante Chile. Así lo ha certificado ya Markarián. Desafortunadamente, cuando se le presenta la oportunidad de enfrentar a su rival preferido. Un oponente diseñado a su medida, frente al cual siempre vio la luz (3 goles en 3 partidos). Y pensar que, ¡hasta el viento definió por él, alguna vez! Fue allá, por noviembre del 2004, en el proceso de Paulo Autuori. El público presente en el viejo Estadio Nacional y la noche fueron testigos de una jugada en la que la pelota dejó de ser pelota por unos segundos, para disfrazarse de globo fugaz. El balón inesperadamente tomó una curva extraña y Guerrero se emocionó hasta las entrañas, al ver como el cuero besaba la maya de Nelson Tapia. Lo festejó a lo grande, cómo seguramente lo hará hoy, en caso cualquiera de sus compañeros consiga meterla ante los de Borghi. Es evidente que si en algo cambió aquel joven del Bayern Munich, a diferencia del hombre que hoy defiende los colores del Hamburgo, no es exactamente en su aspecto físico ni en su forma de sentir el gol, sino en su nueva manera de concebir el fútbol. Ahora, con otras responsabilidades, más vinculadas al ámbito del liderazgo, Guerrero denota una faceta de tipo serio y mentalizado, al cual ya no le perturban otras situaciones que no lo acerquen a esas convicciones que también persigue su técnico, Sergio Markarián.

jueves, 23 de junio de 2011

El imaginario mundo de Neymar

Existen intérpretes en el fútbol que al pisar su escenario preferido, el campo de juego, parecen trasladarse a un mundo imaginario. A un lugar quimérico y fantasioso, donde el atrevimiento se convierte en el arma más tenebrosa para plantarle combate a la adversidad, a los sistemas defensivos, y a las críticas provenientes de personajes que también gozaron de ese paraíso tan soñado, pero tan real a la vez. Para Neymar, un velocista con alma de regatero, los desafíos están para driblearlos y dejarlos olvidados en el camino. Así ese reto sea un adversario, un rival legendario o un tipo que a pesar de llevar encima la etiqueta de ex jugador, se sigue sintiendo futbolista y un intocable del fútbol.

En un tiempo donde el aficionado está acostumbrado a destacar individualidades por encima de funcionamientos colectivos, Neymar tenía la responsabilidad, a sus tempranos 19 años, de enfrentar el morbo que demanda un capítulo final de Copa Libertadores; liderar una cruzada a favor del regreso del Santos a la escena sudamericana; y confirmar que su fortaleza mental estaba capacitada para dejar enterrada cada una de las palabra que ventiló en su contra Maradona a los medios, a pocos días de este definitorio suceso.

Para cumplir con esta cargada profecía, su aspecto de niño rebelde, su frágil figura de jugador barrial y esas piernas resistentes a los más férreos golpes del Brasileirao necesitaron de la motivación de un colmado Pacaembú; de la presencia en tribunas del máximo símbolo que tiene el club, Pelé; y del regreso de su socio ideal, Paulo Henrique Ganso. Si bien todo parecía diseñado para vivir un verdadero vendaval, la defensa uruguaya nunca pretendió ser un conjunto servicial y, por tanto, no lo auspició con alguna de esas alfombras rojas que suelen aliviar el paso de los cracks. Todo lo contrario, el cuadro de Diego Aguirre, consciente de su inferioridad técnica, dispuso de una línea bastante sólida y aguerrida, que priorizó no rifar el balón en zonas de mayor riesgo.

Acorde a lo previsto por los uruguayos, a Neymar se le negaron los espacios por el sector izquierdo del campo y pocas veces se pudo apoyar en un compañero para descargar. Alejandro González, ex jugador de Sporting Cristal, se dedicó a anticipar cada uno de los viajes del delantero, por dicha zona, y siempre se ofreció a apretar. Además, fue el principal responsable que el jugador de la selección brasileña no lograse hallar libertad para toparse con Sebastián Sosa, durante toda la primera mitad. Fueron dos faltas al filo del área, que cometió el recio zaguero, las que Pezzota no tardó en sancionar. Una tarjeta amarilla y una sacada fenomenal a Elano, por parte del portero aurinegro, valieron como saldo ideal para neutralizar lo que pudo ser el principio del show de Neymar.

Muchas cosas cambiaron para la segunda etapa. Para suerte del atacante, Albín reemplazó minutos antes que concluyera el primer tiempo a un lesionado González y en una sola jugada acumuló menos atención que toda la que le prestaron en más de 45 minutos de juego. Una exquisita combinación entre Ganso y Arouca encontró a un solitario Neymar, que de disparo rasante al primer palo probó toda su hambre de gloria. Dejó desfigurado a Sosa y abrió la ruta del triunfo. Sin duda, fue la mejor jugada elaborada que aplicó el “peixe” en todo el torneo. No solo por lo que significó, sino también por su concepción. El taco de Ganso le brindo color a una triangulación que quedará grabada para siempre en la retina de todos los seguidores del club, ubicado al sur de Sao Paulo.

La apertura del tanteador, marcó un punto de inflexión en el partido. Peñarol renunció a su condición de visitante, para jugarse la piel en cada balón dividido e ir a presionar más adelante. Pensando más en atacar que defender, los de Aguirre tuvieron mayor problema para el repliegue, por lo que Matías Corujo jugó gratis lo que restó de partido. Si su vehemente entrada contra Arouca no es hermana de la que protagonizó De Jong ante Xabi Alonso, en la final del último Mundial, por lo menos son familia. Pezzota perdonó, igual que Webb en Johannesburgo, y los “mirasoles” elevaron un cambio. El carbonero debía asumir riesgos y encontrar espacios por donde desequilibrar. Pero Danilo, en una corrida memorable, ahogó ese condicionado plan. Simbolizó no solo acariciar el reencuentro con el trofeo más relevante de América sino que levantó la cotización del carrilero derecho de 19 años, por esa magnífica resolución. Más adelante, el autogol de Durval solo sirvió para dramatizar un choque que ya tenía a los chicos de Villa Belmiro pendientes de la conclusión del partido.

Antes del enfrentamiento de ayer, Santos reflejaba ser un conjunto que giraba a raíz de lo que pudiese inventar Neymar. Sin embargo, tras la categórica victoria, no se puede desmerecer al resto del equipo. La receta de Ramalho colocó en el escalafón superior a piezas como Elano, Arouca o Danilo, al igual que a Neymar, dejando sin corona a un decentísimo rival como Peñarol. Por tanto, se puede asegurar que Neymar puso la fantasía y sus compañeros el ingenio. Con 6 gritos de gol, Neymar conquistó su primera Copa Libertadores. Y dejó en evidencia a un Diego Armando Maradona, que jamás logró distorsionar la felicidad de un chico que cuando entra a la cancha se olvida hasta de lo que sucede en el mundo.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Cuando un mes vale un año

Parece mentira que un recargado y trascendental mes borre una genial temporada. Suena extraño pero una Copa del Mundo es capaz de arrojar por la ventana once meses de enorme talento e irreprochable eficacia. El Balón de Oro distingue al mejor del año, pero olvida al mejor de todos. Y, entonces, ¿quién premia a aquel distinto? Aparentemente Lionel Messi cometió un pecado dentro de un colectivo que no llevaba ruta de gloria, pues vestido de celeste y blanco intentó ser ese indomable jugador azulgrana, que continuamente saluda redes en España. Aquel que frecuenta estar en estado de gracia mínimo dos veces por semana y es adorado por Cataluña y el mundo. Aquel que encuentra espacios en el campo de juego y rompe defensas como si fueran torres de arena. Aquel que se siente muy bien rodeado por un conjunto de jugadores que toca el balón con la misma naturalidad con que una hoja deja su árbol en otoño. Sin embargo, en Sudáfrica nunca se topó con estos privilegios. No fue feliz jugando al fútbol y su destreza no confabuló del todo con su equipo. El cuero se le negó a menudo, aceleró distante de los metros finales, no asomaron los mismos receptores y no festejó gol alguno. Entonces, al convertirse en presa fácil de los sistemas tácticos, la ilusión se esfumó el 3 de Julio del presente año ante la Alemania de Joaquim Low. El primer cuadro de rigor al que la Argentina se enfrentó en su cita mundialista. Y, por tanto, su pasaporte latinoamericano no cuenta con los requisitos necesarios para viajar al escenario europeo, a inicios del próximo año.

Transcurrieron casi cinco meses desde que culminó el Mundial y las voces reclaman a Xavi e Iniesta como prioritarios candidatos para recibir el reconocimiento en enero, a vistas de Zurich. A pesar de ello, ninguno relega al argentino. “Es el mejor del mundo”, coinciden los cerebros culés. Y el rosarino les devuelve el cariño: “Xavi e Iniesta son los favoritos para el Balón de oro”. Más mesuradamente solicitan a Wesley Sneijder, de magnífica temporada en el Inter de Mourinho y notable Mundial con Holanda. "Es una gran oportunidad. Obviamente para mí soy favorito, aunque lo ganará el mejor”, oficializó esta semana el mediocampista de aspecto humilde y pegada endemoniadle. A estos españoles del Barcelona y al holandés habría que sumarle a Diego Forlán. El uruguayo sorprendió al mundo con su clase y, en consecuencia, la FIFA lo distinguió como el mejor futbolista de la Copa del Mundo. Aunque con el Atlético de Madrid no mostró ni una pisca del modelo mundialista. “Estar dentro de la lista de finalistas ya es increíble y no es nada fácil con los jugadores que hay”, anticipó el charrúa.

Pero, ¿dónde quedó Messi? ¿Tanto peso tiene la FIFA que empaña de sobremanera a entidades como la UEFA? Sin duda, la historia lo revela así. El fútbol tuvo fundamento cuando se inventó la Copa del Mundo. "En el año del Mundial, el Mundial hace la diferencia”, asegura Michel Platini, Presidente de la UEFA y tres veces ganador del premio individual. Por si fuera poco, la FIFA se asoció este año con la revista France Football, por lo que ahora el galardón lleva el nombre de FIFA Balón de Oro.

Desde que se efectuó la primera premiación en 1957, solo seis campeones del mundo han recibido los honores. Bobby Charlton fue el primero, tras vencer en su país en 1966. El siguiente fue Paolo Rossi en 1982, al triunfar en España y ser el máximo anotador de la competición con seis tantos. Por su temple y calidad, Lothar Matthaus se subió a lo más alto del podio al celebrar en Italia, en 1990. Ocho años después, Zinedine Zidane con su cabeza reclamó condecoraciones. Recordemos que en 1995, France Football ensanchó sus horizontes y permitió futbolistas de todos los rincones del planeta para la elección. George Weah, el liberiano, fue el primero en romper la faceta, justamente en el año del cambio. En el 2002, ocho gritos y la Copa Mundial le bastaron a Ronaldo para adjudicarse el laurel. Estuvo lesionado hasta Junio, pero Corea y Japón le brindaron armas para volver a ser un ambicioso artillero. Si este insaciable del gol no hubiese recuperado su mejor versión, seguramente Zidane pudiese haber distorsionado la apuesta. El Madrid arrollaba a su ritmo y con esa volea intolerable en la final de Glasgow, ante el Leverkusen, era bolo fijo en la selección. Pero una inapropiada molestia en el muslo de la pierna izquierda le propició una nefasta participación, y pocos minutos para poner a prueba su magia. Si bien con el cuadro de Del Bosque alzó la novena Copa de Europa para los merengues, con el de Lemerre no accedió de la zona de grupos. Francia fue un fiasco y Zidane no obtuvo consuelo alguno.

En el 2006 se produjo el caso más controversial. Fabio Cannavaro, de aceptable cierre de campaña con la Juventus y mediocre inicio de temporada con el Real Madrid, se aferró al sistema defensivo de Marcelo Lippi para levantar la Copa del Mundo en Alemania y recibir el Balón de Oro. El italiano estuvo preciso en cada anticipo y cruce que su selección lo demandó, dentro de una escuadra que se recordara por su orden y simpleza para rechazar el peligro. Quién perdió la sonrisa en cuartos de final de ese Mundial fue Ronaldinho. El brasileño supo maravillar hasta al más amargo aficionado del fútbol con la 10 del Barcelona, pero desilusionó en suelo alemán. Con Parreira no fue el de Rijkaard y no logró un segundo Balón de Oro consecutivo. Luego de ese negro capítulo, Jar Jar Binks, como lo solía llamar Luis Omar Tapia en los relatos de ESPN, jamás volvió a disfrutar del fútbol de la misma manera.

Al igual que la poca suerte de Zidane en el 2002 y Ronaldinho en el 2006, Messi no será consentido en este 2010. Evidentemente, imponerse en La Liga, no pasar de las semifinales de Champions League, vencer en el Mundial de Clubes, quedarse con las dos Supercopas y reclamar algunos balones a los árbitros, por marcar tres o más goles en un solo partido, no será suficiente. La Copa del Mundo define al futbolista del año y no al mejor de todos. Por tanto, como buen compañero, Messi estará presente en Zurich anhelando que la distinción individual permanezca en su vestuario, a pesar que la gran mayoría del mundo lo vea como un talento superior al resto.