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miércoles, 29 de abril de 2009

Estrategas a proyección enfrentan la línea de la realidad

Son una realidad del fútbol nacional. Ambos son cabeza de buenos proyectos y muestran seriedad en su trabajo. Diferentes preparaciones, pero un mismo objetivo: triunfar. Sin discusión, son los entrenadores con mayor proyección del fútbol peruano. Ellos son Víctor Rivera de la San Martín y Juan Reynoso de Universitario. Dos entrenadores con moldes y pensamientos distintos, propios del deporte moderno que se practica, hoy en día.

Como dijo Markarián algún tiempo atrás, el respaldo al técnico es la principal arma para lograr los objetivos y eso lo entiende muy bien la San Martín. El técnico bicampeón del fútbol peruano, Victor Rivera, logró tal designación en gran parte por el respaldo que tuvo en el Clausura del 2007 y Apertura del 2008, donde si bien “el chino” no hizo buenos torneos, igual sirvieron para que se coronara en los dos mandatos que empezó campaña. Justamente, en los dos últimos años.
En lo futbolístico, su estilo se asemeja a un juego práctico, ordenado y solidario, acompañado de un gran entendimiento con sus jugadores. La poca distancia entre líneas que dispone Rivera, ayuda mucho a que se posibilite un buen control de balón. Además, a lo largo de estos casi dos años y medio, el encontrar los momentos de ciertos jugadores fue fundamental para marcar un norte. Rivera ya hizo historia, dejó fuera a quien lo elimino en la Copa Libertadores anterior, River Plate y se mantiene a la expectativa en la disputa del torneo nacional.

Por su parte, ni bien el ex técnico de Bolgnesi pegó el retorno, ahora como entrenador, la idea principal del “cabezón” estaba en adecuar un plantel competitivo; donde el orden, la dinámica y la solvencia se conviertan en el ideal del equipo. El formato de juego profundizo tanto en el pensar de sus dirigidos, que el capitán Carlos Alberto Galván, en el set de Partido Aparte, diagnosticó que con 70 minutos de intensidad y accionar de lo priorizado por el técnico, los partidos los tendrán en el bolsillo.

Reynoso enfoca los juegos con un estilo, donde prima lo defensivo antes que lo ofensivo, así como en lo colectivo antes que sus partes. Siempre estratégico y con raíces del fútbol mexicano. Los resultados lo acompañan favorablemente en la Copa Cable Mágico, pero increíblemente en la copa fueron sorprendidos. Quizás la falta de experiencia del ex técnico del Bolo para enfrentar la parada final en el Nuevo Gasómetro, haya sido el peso elemental para quedar fuera a puertas de la clasificación. Vale agregar, lo evidente que fue la U para plantear un duelo como segundo de la clasificación y no como visitante en Buenos Aires. Desde una visión externa, la forma en cómo se movieron los resultados en el grupo 8, dejo la sensación que Universitario fue derrotado por medio de un disparo de esos que van directo al corazón. De esos que no te levantas más. Sin embargo, no hay que mirar hacia abajo y pensar que el proyecto es largo. Si bien los resultados mantienen los cargos, Reynoso merece una oportunidad con el campeonato local y buscar una nueva oportunidad en lo internacional, ya pensando en el próximo año.

La Universidad ya espera rival en la Copa. Si bien es cierto, es el único sobreviviente, la U no se fue acompañado solo por las estadísticas. En su momento compitió y como tiempo no lo hizo. En un medio donde estamos acostumbrados a criticar y criticar, a nivel de equipos se resto un punto negativo con la realidad que viven los santos y la imagen que dejaron los cremas; aunque hay que crecer, más y más. No ser un país con límites. Hay que imitar a estos dos técnicos y apoyarlos. Hay que triunfar. Ojala como muchos otros, no se pierdan en el sueño de la selección. Para todo hay que encontrar el momento.

domingo, 26 de abril de 2009

A Cristal le falta lo básico: una identidad.

Muchas veces, el continuar procesos no resulta la mejor manera de levantar un plantel y eso parece ser lo que arrastra el Cristal de Oblitas, tras diez fechas de campeonato. Un conjunto que pecó al pensar en grande y se convirtió en un equipo que escapa de a pocos al análisis futbolístico. Para este nuevo torneo, ya genero una controversia. Los celestes están para valorar las goleadas que brindan en el San Martín ante cuadros llamados chicos o para seguir tolerando las derrotas frente a denominados grandes, que le muestran su techo.

Si realmente comparamos a este Sporting Cristal con el del año pasado, seguramente, hay diferencias. Cambios de nombres, más no de identidad. La propuesta del club este año, se afianzo en consolidar el regular torneo del año pasado reemplazando algunas bajas importantes por piezas que no asentaron favorablemente. El uruguayo Alejandro Gonzales está en proceso de adaptación; jugadores como Cáncar no son para Cristal; Edwin Pérez demuestra cada semana que no rinde el examen en la Florida; el medio ofensivo piensa en solitario, sin liderazgo; y adelante definamos, Aliberti o Hurtado, se requiere de un centrodelantero.

Además, la imagen que refleja Cristal parece carecer de ese temperamento que años atrás evidenciaba su casta de equipo grande. Tras un gran inicio de torneo, el club entró en una confusión por saber para qué clase de encuentros estaba y para cuáles no. A partir de esa merecida derrota en el Rimac frente a Cienciano, todo el medio rimense entró en catarsis y no era para menos. Luego del comienzo avasallador contra Sullana y Sport Ancash, primero en casa y después en Caraz, a los celestes lo encaró el juego de la verdad. Los cuzqueños serian la primera parada que enrumbaría a un camino incierto, donde ni Oblitas encuentra fundamento.

No es un descubrimiento que el torneo de este año haya perdido nivel con respecto al pasado. Aunque se observan buenos equipos peleando arriba, el pelotón de los de abajo es pura especulación. Bolognesi, aún no logró una victoria; Teddy Cardama esta vez no le encuentra la vuelta a su plantel, mientras que al Ancash; lo maneja un técnico de nivel, al que lo deteriora donde elegir. Justamente, los tres últimos de la tabla suman 15 de los 24 tantos que anotó Cristal hasta la fecha. ¿Engañoso no?

Las últimas derrotas ante Universitario, Alianza Lima y San Martín, fortalecen esta lectura. En el monumental ante los cremas, no se jugó a nada. Lo único favorable que se recuerda de aquel duelo es la mala definición de Cáncar ante la precisa salida de Raúl Fernández, que de ninguna manera podría haber cambiado el rumbo de la contienda. En tanto en Matute, Cristal jugó un buen partido, pero no lo pudo cerrar. Aunque se hablo de una falta de suerte, la ausencia de estirpe de equipo e inseguridad en el fondo, terminó en un gol de Gonzales Vigíl que si bien le adjudica un gran mérito, la torpeza entre Prado y Heredia fue la razón determinante, para no sacar siquiera la repartición de puntos. Finalmente ante la universidad, se deterioro todo. Descoordinación en el fondo, floja marca en el medio y poco oficio para mantener la ventaja inicial. Ante esto y el buen conjunto que enfrentaron, por cierto, a media máquina en lo defensivo, la diferencia entre los dos equipos era notable.

A Cristal le falta algo más que fútbol, necesita temperamento. Es decir, encontrar un entorno positivo que lo lleve a poseer ese protagonismo en cualquier cancha y ante todo rival. El poder de lo que es: un equipo grande. Probablemente, hace falta otro técnico ante los tres años adversos de Oblitas. Quizás, jugadores que marquen una línea a seguir y que jueguen antes de hablar. Características que ayuden a encontrar lo que se requiere: Una identidad.