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viernes, 24 de abril de 2009

Fantasía o irresponsabilidad: Desafío al código penal.

Penal bien pateado es gol. Por bajo, por alto, fuerte al medio; diversas opciones cuentan con un manual a disposición. No es un descubrimiento que esta pena máxima para uno y acercamiento a la ventaja para el otro, es la posibilidad más prospera a festejar que brinda el fútbol. Aunque parezca extraño, en el año 1976, el checo Antonin Panenka invento un penal suicida. Luego de tantos años de fútbol, el riesgo lo impondría un jugador. ¿Extraño no? Un disparo, que consiste en engañar al portero picando el balón al centro del arco, esperando que este se arroje hacia un lado para ir y celebrar, sin duda, con más razón aún. Una ejecución que luego de 33 años logra encontrar la verdad.

Después de algunos años sin salir a la luz, el gran héroe de la Euro del 76, por dejar sin opción al legendario Sepp Maier en el penal decisivo y al seleccionado alemán, por fin diagnosticó la forma correcta de mandar a guardar su invención. Al sentirse mortificado por como Javi Casquero, volante del Getafe, erró un tiro penal a su estilo, decidió dar su veredicto. A raíz de la imprecisión en el Bernabéu, aseguro que la anotación se cumple con convicción y chutando al medio, una combinación que no siguió el español. Como clave extra, expreso que nunca se le hubiese ocurrido patear así con Casillas en el arco.
Aunque parezca raro, el checo se equivoco en esta última aclaración. En sus inicios, el arquero del Madrid recibió un gol así. El brasileño Djalminha acostumbrado a marcar con fantasía, le convirtió con la camiseta del Depor. Claro está, cuando no era ni un cuarto de arquero de lo que es hoy.

Si es cuestión de recordar goles memorables a lo Panenka, la primera imagen que se viene a la mente de cualquiera es sin duda, la anotación de Zidane en la final de la última copa del mundo. Engaño perfecto, horizontal y adentro. El que lo hiciera en la definición del mundial y ante el mejor arquero del mundo en ese momento, Gianluigi Buffon, lo convertía en más figura aún. En los torneos más importantes de Europa y América a nivel de selección, también se marcaron goles así. En la Eurocopa como el checo, definió alguna vez Francesco Totti ante Holanda y Helder Postiga frente a Inglaterra, mientras que en la Copa América, un frecuente Riquelme y un arriesgado Sebastián Abreu, igualmente, convirtieron.

En nuestro torneo local, también se tomaron las medidas. Actualmente, Mayer Candelo es el máximo exponente que tiene nuestro fútbol. En Universitario, continuamente, anotaba penales con raíces europeas. En la definición del apertura 2008, recordó su pasado en Chile y no optó por su ideal. No muchos conocen que el primer título de Claudio Borgui al frente de Colo Colo se confirmó gracias a una atajada de Claudio Bravo ante el colombiano, cuando este defendía los colores de la U de Chile. El balón fue tan lento y burlón que el portero chileno tuvo tiempo para ser engañado y luego reaccionar. La bola pegó al palo y costó un campeonato. Al igual que el creativo del Aurich, el uruguayo Sergio Leal en 2005 le convirtió a Juan Flores en un Cristal – Universitario, a la luz del Nacional. Aunque tuvo suspenso, por la mala ejecución, la pelota ingreso y puso en delirio al hincha celeste. Esta vez, “Chiquito” no pudo con la genialidad que un año atrás había evitado. Rodrigo Saraz no pudo sorprenderlo.
Hay ideas y circunstancias, aunque en lo personal creo que a doce pasos del arquero lo importante es anotar. Alessandro Del Piero, cree en la sutileza y en la colocación; para Maradona, bola a un lado y arquero al otro es el penal idóneo; y para Batistuta su trabajo no se pone en juego, hay que romper el arco. El penal a lo Panenka, sin duda, es una irresponsabilidad. A partir del cambio de códigos que le mostró al mundo con esa ejecución, su nombre se mantiene vigente; al margen de un deporte que por lo lindo, espera más cabezas que confirmen aún más, lo ilógico que es el mejor deporte del mundo.