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jueves, 12 de marzo de 2009

El partido de Benitez


Nos encontramos en una era futbolística, donde se hace fácil distinguir entre el técnico que esta a la espera de alguna improvisación, del obsesivo y perseverante de la táctica. En otra lectura, es distinto el que prevalece un juego vistoso, del que se aferra a ganar un encuentro, a como de lugar. Muchas veces para el entrenador que suele triunfar, hoy en día, es decir el estratega, el partido perfecto es el que vence por 1 a 0 y no el que gana 3 a 1, por ejemplo, donde sus dirigidos recibieron un tanto en contra. Estos estudiosos del fútbol, cuentan con la finalidad de enaltecer las virtudes de su equipo y exagerar las debilidades del rival.

En la competición más importante de Europa y por que no del mundo, la Liga de Campeones, los octavos de final reflejaron que no se aceptan errores. El martes en Anfield, Rafael Benitez dio una lección de táctica. Este especialista del fútbol, mostró un Liverpool muy superior, a un Real Madrid reducido a su mínima expresión. Si en el encuentro de ida, se dio un juego trabado, de presiones e insostenible para el rival; en la vuelta, se reflejo un total predominio del local y una clara incomodidad desde el minuto 1 hasta los descuentos, del cuadro de Juande Ramos. Es que los Reds, jugaron a su ritmo. Si en el Bernabeu, el partido se hizo aburridamente táctico e incomprensible para el jugador y espectador, en Inglaterra se tornó accesible para el Liverpool, que mando con firme autoridad, llevando al Madrid a su terreno y reflejando un 4 a 0 de contundencia.

Seguramente, los españoles, predijeron un choque cerrado y definido por pequeños detalles, pero se encontraron con un fútbol moderno y con un equipo que participa en la liga mas rigurosa del mundo. Xabi Alonso y Mascherano son los que dominan los tiempos del equipo. El español tiene mas participación a la ofensiva y mas libertad para desprenderse de su posición, mientras que el argentino es el que le da presencia a la medular, realizando el trabajo sucio. No necesariamente dirigiéndose hacia el balón. Estos dos relojitos demuestran la importancia que tiene, hoy, el volante de marca, ya sin necesidad de brillar en silencio. Robben el destinado a ser el diferente y aplicar su avaricia cuando un encuentro se hace cerrado, no intento un regate en todo el partido. Además, la corta distancia entre líneas que hubo entre la zaga de defensas y la primera de volantes, hizo que el Madrid pierda todo tipo de enlace entre los puntas y los del medio. Gago y Diarra al no poder equilibrar el juego, dieron pase a que Gerrard, Kuyt, Babel y Torres, estén continuamente comprometidos con la defensa del Madrid, intentando tanto por dentro como por fuera. Un aturdido Casillas, que de 12 disparos a su valla no pudo evitar 4 , fue la única figura que tuvo la visita. Sus lagrimas saliendo de Anfield, se debieron a que aparte de Turín, Londres, Munich y Roma, ahora tenía que sumar Liverpool como nueva eliminación, en la misma instancia.
A pesar de la eliminación del Inter, lo de Mourinho fue notable. Su planteamiento fue el óptimo en Manchester, pero dos desatenciones aéreas lo despidieron, en un encuentro que pudo estar para cualquiera.

Sin duda, la táctica es imposible sin la buena labor de los jugadores. Pues, sin buena precisión en los pases o dominio de balón, no hay táctica que exista. Es decir, si las piezas del equipo no hacen tres pases seguidos, no habrá dinámica, ni orden, actualmente aspectos fundamentales en el ABC de un entrenador de estos tiempos. Sin embargo, aunque parezca extraño, nos encontramos en un fútbol donde la táctica se esta volviendo más importante que el propio jugador. Por la simple razón que un conjunto prevalece arduamente sobre sus partes. Obviamente dentro de las canchas.

A pesar del abultado 4 a 0 con show incluido del Liverpool en casa, acompañado del contagiante y ensordecedor "Nunca caminaras solo" de su gente, Benitez disfruto más la hazaña de Madrid.
¿Saben porque? Por que el juego de ajedrez que disputó este aventajado del fútbol, se condiciono a no jugar si el rival tampoco lo hacía. Esperando así: Un solo error para dar el golpe y haber jugado a la perfección.