Red Bull Music Academy Radio

martes, 18 de agosto de 2009

Nube negra en Matute: ¿Maldición o falencia?

Si las maldiciones se rompen cuando las desafían los arrepentidos, se entendería que la suerte surge como un estado mental que marca a la perfección el paso hacia el éxito. Maldición y suerte, dos conceptos muy confusos que pueden ser atraídos por la relatividad en un mundo que para muchos puede pecar, también, de artificial. En el fútbol, estas dos nociones, generalmente, entran en escena para darle razón a la realidad. Dirigentes, técnicos, jugadores e hinchas, por momentos, encuentran en el argumento de la bendición y maldición, o buena suerte y mala suerte, su mejor refugio para justificar los buenos o malos resultados.

Hoy por hoy, a Alianza Lima lo parece acompañar una gran nube negra en sus irregulares tardes por Matute. Pues la falta de gol, indica en el termómetro de la intolerancia que la temperatura incrementa cada vez más. Que ya cansa. Unos creen, realmente, que el balón muchas veces se encapricha con ellos y se niega firmemente a vulnerar el arco del frente, mientras que otros implican a las defensas rivales en sus vastos juicios de mal fútbol. Pero no, a Alianza Lima lo que le falta es algo tan simple en el papel, pero tan complicado en su césped: meterla. Ser contundentes.

Para Alianza, lamentablemente, este mes de Agosto cumplió su ley y cayó de maduro. El fantasma de no poder guardar los puntos en casa volvió con fuerza y nos recuerda a viejos sentidos. Desde la campaña pasada, el registro de puntos en La Victoria vota números muy pobres. De 40 juegos, entre el Apertura 2008 hasta el día de hoy, el cuadro íntimo tan solo ganó 15 encuentros, empató 8 y perdió los 14 restantes; un record que converge, en su totalidad, con la historia que representa un club como Alianza.

Para un cuadro acostumbrado a pelear la cima, salvarse de la baja, sin duda, se consumó fecha tras fecha en un trago muy difícil de pasar. En el trayecto de 26 encuentros jugados el año pasado, se acomodaron tres técnicos en el banquillo blanquiazul. El chileno Miguel Ángel Arrué logró solo 2 unidades de 15 posibles y seguramente entendió que no siempre los retornos son saludables. Por su parte, las 16 de 42 unidades que sumó el venezolano Richard Páez, en su paso por Perú, fueron suficientes para tener que sentir el calor y la tradición que no discute el querido templo de Matute; el seguidor blanquiazul, le refutó cada semana su permanencia al frente del equipo. En tanto, José Soto, en sus dos cortos ciclos, de 21 puntos rescato 16 y amortiguó en corta medida las críticas, gracias al cariño de su gente y su reto de afrontar tres finales de infarto para que su Alianza no deje de ser un equipo de primera.

Ahora, al conjunto de Costas también lo persigue esta maldita sombra. Una sombra que al parecer no solo visitó Matute el año pasado, si no que habita desde algunos años atrás en el barrio victoriano. A Paulo “el churre” Hinostroza, jugador que vistió la divisa aliancista en los años noventa, no le asombra que su ex club no pueda respetar la localía. “En Alianza llamábamos a psicólogos porque se nos hacía muy complicado vencer en Matute. Venía el Unión Minas y nos empataba o hasta ganaba”.

Luego de la amarga igualdad ante los de Cardama, el argentino completo una tabla de 6 partidos ganados, 4 empatados y 4 perdidos, al frente de Alianza. Ante la falencia y esfuerzo, muchas veces insuficiente, de sus delanteros, Costas no entró en titubeos y pidió el gol: Roberto Ovelar. ¿Será la solución? Probablemente. Lo cierto es que a Alianza, no lo regula una maldición ni la mala suerte. Si no, su propia carencia de gol. Pues así como en la vida, en el fútbol cada uno es arquitecto de su destino. Un problema que de repararse le devolverá a su gente alegrías y la certeza que solo te brinda una bendición llamada gol.