Red Bull Music Academy Radio

martes, 14 de julio de 2009

La especialidad de la casa, vino con sorpresa.

Muchas veces confiar y guiarse por los pronósticos del clima es lo más correcto. Algo viable en una materia que muchas veces puede ser tan complicada de avizorar. Más aun, en una temperatura tan desleal como la que nos rinde Lima. Ayer, se presentaron todas las condiciones para poder complementar dos sistemas tan rigurosos como pueden ser, justamente, el clima y el fútbol. Pero no en cuestión de anticipar el nublado cielo que cubrió la tarde de ayer al monumental, sino en entablarlos conceptualmente. En casa crema, no solo se enfrentaron el primero y el segundo, el mejor local contra un gran visitante o Universitario y Alianza Lima, los dos cuadros más seguidos del país, sino dos equipos manejados por dos estrategas que, claramente, idealizan mantener su valla en cero, para secundariamente intentar atacar. Pese a ello, no suelen caminar por la misma vereda a la hora de mirar hacia el arco del frente. Uno prioriza la circulación de balón y dinámica, mientras que el otro, la improvisación. Por tanto, emplear la lógica para anticipar un juego cerrado, con pocos espacios y determinado por marcados detalles, era lo más coherente. Sin embargo, por cómo se desarrollo el encuentro, se puede decir que sobre el adiós irrumpió una eterna incondicional para ambos: la sorpresa. Siendo euforia para uno y desazón para el otro. Sin embargo, más allá de los colores, se demostró que este factor le saca sonrisas al fútbol. Lo hace parecer tan hermoso. Tan saludable. Revitalizante.

Sin duda, pocos especularon con una culminación así. Con tanta emoción, jugándose a corazón abierto en contra del reloj y con una fiesta que cambiaria de dueño en los alientos finales. Si bien se impulsaron dos propuestas preventivas y solventes, los cambios obligados y los goles impensados no formaban parte del menú. Reynoso nunca pensó en optar por un plato tan caliente y picante como el de sortear sus cartas finales a la sutileza del pie derecho de Solano, y soñar con un contacto, mientras que Costas no imagino que el trabajo más ensayado en defensa, durante toda la semana, se consumaría en el costo real de un plato tan caro y amargo. Hasta ahora, le debe costar pasarlo. Es que, el desenlace fue para el infarto. Para los blanquiazules, claro. Sur terminó siendo un velorio y las tres tribunas restantes la fiesta popular.

Es cierto, los de Reynoso pasaron de enemigos del tiempo a grandes aliados. Con falta de creatividad y un ritmo distinto, los dos casi radiográficos cabezazos de Labarthe y Alva, vistieron de gala a Solano. Un iluminado que necesito de dos especialidades para levantar su estadio. El terno de diferente cayó a su medida por dos momentos gravitantes y un par de arremetidas en el área, con un palo incluido. Pero para llegar a ello, la “U” tuvo, sin duda, gran merito al morir en su ley. De tanto incursionar por el sector más libre, el derecho, fue que se llegó posteriormente a destacar la actitud y reacción del equipo, antes que una posible ansiedad, si el tanto de José Carlos Fernández hubiese marcado diferencias. Además, el constante empeño por desgastar la resistencia de Alianza, daría sus frutos con el inoportuno foul de Luis Trujillo. La zona del acto, evidenció que más que paciencia, Universitario nunca abandono su formato. Aquel que vino marcando sus éxitos, en este campeonato, pues si bien el sistema de Juan Reynoso se reguló al instar por la línea de cuatro, la consigna siempre fue la misma: confiar en las presiones para empezar el traslado de balón y atacar por las bandas; mayormente por la derecha. Buscar el desequilibrio de Miguel Torres y Espinoza, y los envíos de Renzo Revoredo, conformaron una labor que cobró premio al final, a pesar de ser sus repetitivas arremetidas, seguidamente imprecisas. Al no haber una individualidad descollante que asombre con algo distinto, aferrarse a la idea fue un consenso. Quedó la impresión que el motivo relevante por el cual nadie porfió por centralizar el juego, se debió al tridente impuesto por Costas. Colocar a Jayo, Ciurlizza y Uribe, como referentes principales de la recuperación, exigía defender a lo ancho del campo. Lo planteado por el argentino fue inteligente hasta cierto momento, en que se renuncio a elaborar e intentar ser prudentes con no cometer faltas cerca del área. Pero para su maldita suerte, su mayor temor vulneró la humanidad y el arco de un aturdido Forsyth. La ausencia de Montaño, de lo más destacado del primer tiempo, y la equivocada variante de Alexander Sánchez, dispuso que la visita sume más gente atrás que adelante, por lo que las intervenciones del golero de Alianza Lima se hicieron más frecuentes. Sin el colombiano se dejo de crear, mientras que sin Sánchez de desequilibrar. La mejor muestra: Ver a José Carlos Fernández como un central más. Galván parecía el delantero y Fernández, el defensa.

Este párrafo aparte va para el novato que ayer se disfrazó de experimentado en el clásico. Lo del portero de Universitario fue categórico. Excluyente para el aplauso. Con la firmeza de enfrentar un juego en la adversidad, el achique que le aplica a Alexander Sánchez, en su primera intervención, pareció ser una inyección de profunda confianza, pues el nerviosismo del seguidor crema al verlo bajo los tres palos del arco merengue, cambió gestos por aquel imborrable cruce que lo llenó de convicción. El hasta ayer tercer arquero de Reynoso, se contagió de seguridad y fue el héroe del equipo. Sus salidas justas, achiques certeros y algunas voladas a tiempo, propiciaron el partido de su vida. Nunca imagino en disputar un duelo de esta envergadura, con solo tres apariciones en primera. Seguramente, si alguien le predecía antes del juego que atajaría el clásico, sería figura y encima, celebraría al final junto a un vibrante marco de hinchas cremas, el 12 crema lo ayudaba, inmediatamente, a buscar un psiquiatra. Alguna vez, Gustavo Roverano afirmó que el momento más complicado para un arquero es cuando tiene que reemplazar a otro. Al parecer, Llontop se olvidó del resto y jugó su partido.

El análisis de la versión 323 del fútbol peruano fue más que productivo. Más allá del juego, que por momentos olvidó de poner la pelota en el piso, se exhibió, notoriamente, que esta clase de encuentros son un partido aparte. Son de otra extirpe. Si bien el trámite pudo pecar de aburrido, el final será inolvidable. Reynoso, finalmente, reflejó su obsesión por la punta, pues su inquietud luego del grito de Alva pudo más que sus palabras. Durante las últimas semanas, muchos intentaron aliviar presiones dando a conocer su hipotética idea de que la cima no los deleitaba. Que el extraño torneo los dirigía por un largo camino, donde todo se escribiría con tinta indeleble en la liguilla final, pues por ahora, un lápiz sería el marcador ideal. Sin embargo, nada de ello era cierto. No era más que una patética cortina de humo, incompatible con la emoción de ser puntero. De sentirse los mejores por un buen rato. Así como en la vida, todo individuo busca el triunfo y si es antes, mejor. Justamente como con el clima, si buscas temprano el cielo encontrarás la luz. Y la claridad. Y con ello, una sucursal con vía directa a la gloria.

11 comentarios:

  1. El texto, acostumbradamente bueno. Me gustaria leer alguna vez tu opinion sobre la problematica y el desarrollo del futbol peruano... claro, si crees que hay algo por hacer.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Gran analisis, ¿escribes para algun lada aparte del blog? Concuerdo contigo ayer el partido en su totalidad quizas no fue bueno, pero el final contagiante. Y eso que soy hincha de Alianza. Saludos

    ResponderEliminar
  3. 'La sutileza del pie derecho de Solano'... Asi es, compare. El mejor jugador peruano que hemos visto. Buen blog. Saludos.

    ResponderEliminar
  4. bien con la redaccion ahi ah ! Aparte de los tan acertados comentarios y la grandisima garra crema.... Me gusta lo que escribes de la punta que en verdad si es importante psicologicamente y en terminos de acumulacion de puntos.

    Dale U x el campeonato 2009

    ResponderEliminar
  5. André Descailleaux14 de julio de 2009, 12:55

    Muy buen texto broder. Este clasico ha sido una prueba de que en el Monumental se pueden jugar esta clase de partidos. Las tribunas estaban llenas y se vivió una gran fiesta. En lo que respecta al juego, Alianza retrasó sus líneas luego de encontrar el gol. Los centrales estaban haciendo muy bien su juego hasta que apareció el diferente, Ñol Solano, que con esa delicadeza con la que acaricia la bola, le puso un centro en la cabeza a Labarthe y Alva, para que de este modo la U pueda salir ganador.

    ResponderEliminar
  6. este pata deberia ser editor de la seccion de deportes del comercio.

    ResponderEliminar
  7. Fue un CLASICO en todas sus letras .... patadas , sorpresas , emociones , tensiones , lesiones , goles , amores y odios llevados a su maxima expresion .Todo esto sumado a la fiesta aparte que vivieron los hinchas nos permiten disfrutar de una tarde diferente , unica. Textaso primo .

    ResponderEliminar
  8. Creo que ni uno d elos dos merefio ganar la u fue distinto solo al final.

    ResponderEliminar
  9. Buen texto!! ... Alianza Lima enmudecio el monumental los 7 minutos , la fiesta era blanquiazul , para la U todo parecia una pelicula , le meten el gol y en la misma jugada se lesiona el arquero , meten al 3ro y tiene un partido para aplaudir .. me parece que todos los clasicos son una historia distinta donde no importa quien llegue mal o quien este puntero siempre es un duelo a muerte entre los 2 equipos mas populares del Peru .

    ResponderEliminar
  10. Como dijo Luis Alonso, que asumo debe tener la misma edad de Mauricio, Solano es lo mejor que han visto... lastima, es muy poco para lo que ha dado Peru al futbol. Un consejo a los que comentan por aqui, los nicks y los anonimos no le hacen ningun favor al blog. Seria bueno que se crearan un perfil para sumar a la credibilidad del blogger (un muchacho talentoso por cierto). Lo digo con la mejor intencion.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  11. No sé si por juego la 'U' mereció ganarlo, posiblemente sí lo mereció por empuje y garra; sin embargo, más que la 'U' lo ganó, creo que Costas lo regaló entero. De un primer tiempo tácticamente perfecto en el que solo hubo una desconcentración que Forsyth corrigió, pasaron a depender única y exclusivamente de lo que pudieran hacer Montaño y Sánchez. Una vez afuera el colombiano, Alianza se replegó cada vez más y solo buscaron a Sánchez por medio del pelotazo de Trujillo o Moisella (hubiera preferido que entrara Quinteros, para no perder la posibilidad del pase gol que con Montaño estaba asegurada). Como era de esperarse, Wally se cansó y a Alianza se le acabaron las opciones de ataque y se dedicó a aguantar. Además, si había que seguir metiendo con todo para aguantar desde arriba, creo que la primera opción para reemplazar a Fernández era González Vigil, que es un jugador que mete tanto o más que el mismo Fernández. Y si defiendes tan atrás, te corres el riesgo de cometer muchas faltas cerca de tu área. Alianza corrió ese innecesario riesgo y lo pagó carísimo. Un partido controlado lo perdio en 10 minutos, por los desacertados cambios de Costas. Párrafo aparte para la fiesta que se vivió, ambiente de clásico por todas partes, cada uno alentando a su equipo y dejando de lado la violencia, 10 puntos por eso.

    ResponderEliminar